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Empieza a preocupar la realidad del tránsito
El déficit de 26 mil conductores para el 2028 obliga a tomar medidas fundamentales y tener conocimientos variados.
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La Asociación de Servicios Integrados de Transporte ha puesto el dedo en una llaga del caos presente y cercano por la falta de pilotos suficientes para el traslado de mercancías y personas. Las cifras no dejan lugar a dudas: desde hace varios años hay escasez de conductores profesionales para realizar esta fundamental tarea, y en el 2028 llegará a 26 mil. En los últimos meses han aumentado las noticias de calles, caminos y carreteras bloqueados a veces por horas a causa de accidentes protagonizados por este tipo de vehículos y ello obliga a tomar decisiones variadas porque el país muchas veces queda paralizado a causa de un solo accidente, con efectos de muertos, heridos, lisiados, y pérdidas en tiempo y dinero, cuyas sumas son millonarias y el tiempo perdido, enorme.
El déficit de 26 mil conductores para el 2028 obliga a tomar medidas fundamentales y tener conocimientos variados.
En términos generales, muchos vehículos, tienen irregular mantenimiento, llantas en mal estado. Los conductores poseen documentos logrados ilegalmente, desconocen del número de metros recorridos por cada segundo según las distintas velocidades de transporte; no conocen de la distancia necesaria para detener un transporte pesado o autobús de pasajeros; conducir descuidadamente al descender laderas de los caminos; conducir cansados por no haber límite en las horas de manejo, o hacerlo con efectos de licor; desconocer las condiciones de las rutas; rebasar en curvas o en rectas cortas. En las empresas, grandes o pequeñas, falta de políticas de esta información; no exigir un mínimo de horas de experiencia y de edad necesaria para ser contratados.
El gobierno, y ahora las empresas privadas de construcción de caminos también tienen la responsabilidad de diseños correctos y de mantener bien los caminos, sin baches; colocar señales de tamaño especificado uniforme, color y tipo de letras. La publicidad al lado de los caminos debe reducirse de tamaño para evitar convertirla en distractor. La información de condiciones del camino, número de kilómetros faltantes a dos o tres ciudades y su distancia necesita seguir normas internacionales, así como las flechas, verticales o inclinadas para indicar la ruta; quitar los mercados improvisados a la orilla del camino. Dejar áreas de descanso, con dimensiones adecuadas. Incrementar los caminos con dos carriles dobles y un arriate en medio, entre otras necesidades.
No ayuda el tipo de terreno del país, con sus diversas capas de materiales geológicos distintos. A más largo plazo, pero de inicio igualmente urgente es la evidente necesidad de puentes y de túneles. Estos, más la ampliación de carreteras así como los pasos a desnivel, tienen importancia crucial para atacar otro factor negativo: la pérdida de tiempo para transportar mercancías y personas. Necesitar dos horas para ir a la Antigua y siete a Río Dulce es una película de terror. Por aparte, analizar si fue buena la idea y por qué se hizo, la eliminación de la Dirección de Caminos y por qué Covial tiene tan poca eficiencia. El error es considerar malas en sí mismas las tareas oficiales, y no ver, o no desear verla, la causa en la corrupción, amiguismo, etc.
A mi juicio, todas estas medidas son urgentes. La ruta de la capital hasta Quezaltenango y Huehuetenango, hasta la frontera con México, en su tramo a partir de San Lucas Sacatepéquez parece un hipódromo de carreras de autobuses extraurbanos, sobre todo de pequeñas empresas, quienes entran a las curvas a toda velocidad y se vuelven posibles ataúdes con ruedas. La tarea gubernativa ciertamente necesita planificación, pero algunas necesidades son obvias. No hay necesidad de mesas de diálogo, siempre ineficientes, sino una reunión de conocedores para listar cómo ordenar las tareas. Guatemala se hundirá sin remedio si se no se encaran de frente los problemas. Por haber ya millones de afectados, la comprensión general es la mitad de la solución.