Andrea Jumique
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Los NFT llegan como nuevos intercambios virtuales gracias a la web 3.0. Le contamos sobre el funcionamiento de estos archivos y cómo pueden desarrollarse.
En diciembre del 2021 se dio a conocer que la pieza de arte más cara del mundo virtual había sido vendida por 91.9 millones de dólares. La obra consistía en un token no fungible (NFT) elaborado por el artista Pak y se titula The Merge.
Al pensar en “objetos” relacionamos su existencia dentro del mundo físico y palpable. Sin embargo, cuando se habla de NFTs es necesario comprenderlos por su almacenamiento en la web 3.0 que es el tipo de internet basado en una cadena descentralizada de bloques informáticos o blockchains donde no hay un núcleo que aglutine toda la información.
Dicha cadena es una base de datos obtenidos a través de algoritmos criptográficos y los elementos que la componen no pueden alterarse, por lo que son únicos.
Pablo Barrera, ingeniero en ciberseguridad de la Universidad Galileo, apunta que estos archivos guardan un registro histórico de toda la información que les atañe, por lo que no pueden copiarse y por eso son “no fungibles”.
Todo archivo NFT es digital. Puede tener formato de imagen, vídeo o sonido y dadas sus propiedades irrepetibles pueden llegar a ser vendidos por grandes precios en subastas, y para acceder a este tipo de archivos se necesita una “billetera” virtual.
Los NFTs suelen ser buscados por coleccionistas interesados en las tecnologías descentralizadas. “Antes quizá lo normal era tener algo físico, pero las tendencias humanas cambian y ahora muchos buscan tener propiedades en un mundo virtual”, opina el ingeniero en ciberseguridad.
La utilidad de los NFTs va desde el acceso a contenido único para los portadores de estos archivos así como a la distribución de data para empresas y corporaciones. Entre las especificaciones de propiedad que incluyen estas piezas destacan registros como los precios del archivo o cuántas personas lo han comprado, dice Barrera.
Muchos de los tokens no fungibles suelen verse como piezas artísticas debido a su carácter irrepetible. Pablo Barrerra explica que esto facilita la dinámica de coleccionismo ya que los objetos no deben ser entregados al comprador de manera física. “Es como trasladar un comercio físico a uno virtual”, dice el ingeniero en ciberseguridad.
Estos archivos, que se aproximan a la idea del bitcoin o las criptomonedas, suelen ser compradas por personas que además esperan venderlas nuevamente en subastas. Los propietarios reciben un certificado registrado dentro de la cadena de bloques el cual se verifica mediante la billetera digital.
Emilio Escamilla, inversionista y fundador de la colección guatemalteca de tokens no fungibles BabySkulls, apunta que ese tipo de archivos pueden ser utilizados como representación de un usuario en metaversos, juegos y comunidades virtuales. Su popularidad ha impulsado una revalorización de los archivos, razón por la cual Emilio sostiene que es un buen momento para vender y aprovechar los NFTs.
De acuerdo con los especialistas entrevistados, cualquier persona puede realizar un token no fungible, siempre y cuando vaya de la mano de especialistas en temas informáticos. Las recomendaciones son:
Emilio Escamilla señala como imprescindible toda la investigación que puedan realizar las personas antes de ingresar al mundo de las ventas por archivos digitales. Entre mayor información tengan sobre los NFT, habrá mejores posibilidades de posicionarlos.
“Aunque técnicamente cualquiera puede crear un NFT cargándolo a una plataforma y enlistándolo a la venta, esto no garantiza su éxito“, apunta el especialista quien además sostiene que el asesoramiento por expertos es igual de importante en el proceso.
Entre los sitios más reconocidos para que las personas puedan distribuir y comprar NFT son: OpenSea, SuperRare, Portion, Rarible, Foundation, Myth Market, AtomicMarket, BakerySwap, KnownOrigin y Enjin Marketplace. Cada plataforma cuenta con orientaciones para los usuarios.
Por otro lado, en la web 3.0 también hay proyectos donde se puede acceder a tokens no fungibles desarrollados por grupos en Guatemala como: