La Antigua Guatemala: fuente de inspiración

La Antigua Guatemala: fuente de inspiración

A celebrar en comunión el Domingo de Resurrección.

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20/04/2025 00:04
Fuente: Prensa Libre 

Se podría afirmar con conocimiento de causa, que la tercera visita peregrina del papa San Juan Pablo II a Guatemala, en julio del 2002, pese a la avanzada y dolorosa enfermedad de Parkinson, ha sido el acontecimiento nacional más importante de lo que va de este siglo XXI. Conmovió los cimientos de la espiritualidad histórica de nuestro país, convocando y unificando a los guatemaltecos de buena voluntad a un acto memorable de gran solemnidad.

A celebrar en comunión el Domingo de Resurrección.

En el ocaso de su largo e histórico papado (1978-2005), durante el cual se salvó milagrosamente de un atentado el 13 de mayo de 1981, San Juan Pablo II, decide de motu proprio y quizá en contra de recomendaciones médicas, presidir en Guatemala y no en la Ciudad del Vaticano, la celebración de la esperada canonización del Hermano Pedro de San José de Betancurt.

La extraordinaria, la humilde y la ejemplar vida misionera y pastoral del Santo Hermano Pedro, cuyo proceso de santificación inició desde su fallecimiento en 1667, transcurrió, en lo que en aquella época del siglo XVII se llamaba “Santiago de los Caballeros”, Capitanía General de Guatemala. Hoy conocida como la Antigua Guatemala. Los restos del Hermano Pedro descansan en el Santuario de la Iglesia de San Francisco el Grande, cuya festividad se celebrará el jueves 24 abril próximo.

Precede a esta vida excepcional la de Francisco Marroquín, primer obispo de estos parajes únicos y cautivadores, quien más allá de su misión pastoral tuvo en su caso una influencia decisiva en los primeros años del desarrollo de los pueblos que habitaban estos lugares de tres majestuosos e imponentes volcanes, de valles de tierra fértil, de agua abundante y de un clima de aire fresco, soleado y de un toque acogedor. El obispo Marroquín, visionario, planificador y organizador deja por su talento y por su credibilidad allanado el camino para que entre otras obras se estableciera posteriormente en la Antigua Guatemala la fundación de la Universidad de San Carlos de Borromeo, la primera en establecerse en la región centroamericana.

En la Antigua Guatemala, que por muchos años fue uno de los principales centros religiosos e intelectuales de la época colonial, se siguen conservando con rigor y con esmero esos tesoros culturales heredados de esa época ante la presencia impertérrita e imponente de los volcanes de Agua, de Acatenango y de Fuego, apreciados con admiración, cual testigos perennes de la historia.

Hay evidencia, diría bien sustentada, de que estos tres volcanes inspiraron la famosa obra literaria de El Principito, del autor francés Antoine de Saint-Exupéry, en la que este escritor inquieto revela su gran imaginación y extraordinaria profundidad. Un piloto aviador, audaz y aventurero, quien se salva milagrosamente tras un accidente aéreo en Guatemala en 1938. Algunos años después de su convalecencia escribe su obra monumental, en francés, Le Petit Prince. Una pieza leída con avidez alrededor del mundo.

La Antigua Guatemala, joya nacional, declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco, y con potencial para ser nuevamente un destacado centro internacional de estudios y de innovación, sigue y seguirá siendo única e insustituible que tiene y tendrá momentos de inspiración para propios y extranjeros.

Esta ciudad, cuna de nuestra religiosidad histórica, celebra cada año la Semana Santa, en la que miles de guatemaltecos y extranjeros de diferentes partes del mundo comparten y reafirman su devoción y fe cristiana, cuyas raíces se remontan en estas tierras a la labor pionera y misionera, entre muchos otros, del obispo Francisco Marroquín y la del Santo Hermano Pedro de San José de Betancurt.