5 datos de la Feria de Jocotenango a través del tiempo y curiosidades que quizás no sabía

5 datos de la Feria de Jocotenango a través del tiempo y curiosidades que quizás no sabía

La tradición más emblemática de agosto en la Ciudad de Guatemala esconde secretos históricos, transformaciones gastronómicas y cifras que muchos desconocen.

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03/08/2025 06:51
Fuente: Prensa Libre 

Según el Directorio de Fiestas y Días de Mercado del Instituto Guatemalteco de Turismo (Inguat), las ferias forman parte de las tradiciones populares del país y se han convertido en uno de los principales atractivos turísticos.

Estas celebraciones, llenas de color, juegos y ventas de comidas típicas, surgieron en honor de los santos patronos de cada región, al mezclar tradiciones cristianas con la cosmovisión maya.

Con el paso de los años, estos espacios culturales han reunido a comunidades para celebrar con danzas folclóricas, procesiones, juegos pirotécnicos y diversas actividades familiares.

Con la creación del Código de Trabajo, estas festividades se vieron impulsadas por el otorgamiento de un día de descanso con goce de salario para que los trabajadores del sector público y privado pudieran asistir a la feria de su localidad.

En la capital, la Feria de Jocotenango, con más de dos siglos de historia, se ha consolidado como una de las celebraciones más importantes de la ciudad.

Sin embargo, detrás de los aromas de garnachas y el bullicio de los juegos mecánicos se esconden datos que revelan la riqueza cultural de esta tradición capitalina.

1. De feria ganadera a encuentro popular

Lo que hoy se conoce como la Feria de Jocotenango tuvo un origen completamente distinto. A finales del siglo XVIII y principios del XIX la celebración consistía exclusivamente en la venta de ganado, organizada por la élite económica de la Nueva Guatemala de la Asunción, según un artículo publicado en Prensa Libre.

En ese texto conmemorativo por los 200 años de tradición, el historiador Aníbal Chajón explicó que la transformación radical ocurrió en el siglo XX, cuando “la feria deja de ser ganadera y pasa a ser de artesanías”. Este cambio coincidió con la expansión urbana de la capital, pues las fincas donde se realizaba el evento se convirtieron en barrios de clase alta, lo que redujo el espacio disponible para el ganado.

La democratización de la feria comenzó cuando las familias pudientes perdieron interés, influenciadas por una “europeización” tras estudiar en ciudades como Londres, París o Barcelona, donde conocieron espacios sociales que consideraban más atractivos.

Feria de Jocotenango
Una de las atracciones más queridas en la feria de Jocotenango es la popular rueda de Chicago. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

2. Una asistencia multitudinaria

La magnitud actual de la Feria de Jocotenango es notable. Según la Dirección del Comercio Popular de la Municipalidad de Guatemala, el evento recibe en promedio dos millones de visitantes durante los días de la celebración, lo que convierte a la avenida Simeón Cañas en uno de los puntos de mayor concentración humana del país.

Esta multitud se distribuye entre más de 200 locales a lo largo de 1.5 kilómetros, creando un corredor comercial y cultural temporal que transforma por completo la zona 2 capitalina.

Feria de Jocotenango
La tradicional Feria de Jocotenango, en honor de la Virgen de la Asunción. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL

3. La evolución musical de la feria

La banda sonora de la Feria de Jocotenango ha experimentado una evolución que refleja los cambios culturales del país. Durante sus primeras décadas, las actividades de la élite se amenizaban exclusivamente con marimba, instrumento tradicional guatemalteco.

El punto de inflexión llegó en 1940 con la llegada de la primera sinfonola —una especie de rocola importada de Estados Unidos—, que transformó por completo el ambiente musical de la feria. Este aparato introdujo una variedad de géneros que iban de boleros a rumbas y rancheras, lo que contribuyó a que “la feria fuera adquiriendo un carácter más popular”, según destacó Chajón.

4. La gastronomía de la feria

La oferta culinaria de la Feria de Jocotenango es un viaje a través del tiempo y las culturas. Es imposible imaginar la feria sin sus clásicas garnachas, elotes locos, tostadas y atoles, aunque esto no siempre fue así.

En una entrevista para Prensa Libre, la arqueóloga Regina Moraga explicó que, en sus inicios, se ofrecían platillos tradicionales guatemaltecos alternados con cocina francesa o alemana, preparados con productos importados especialmente para el evento.

Hoy, la feria presenta una fusión única que incluye alimentos prehispánicos como maíz, tamales, chocolate y recados. La herencia española se refleja en la bollería: nuégados, pan francés, empanadas y pan de San Antonio.

La influencia internacional se percibe en platillos como enchiladas, churros, manzanas dulces, molletes, torrejas y buñuelos, mientras que la globalización moderna ha introducido opciones como pizza, crepas y, en las últimas ediciones, esquites. Las frituras, especialmente chicharrones y plataninas, forman parte de la tradición desde hace aproximadamente 100 años.

A más de 200 años de la Feria de Jocotenango: Una reunión de historias y tradiciones
Los llamados “elotes locos” han sido de los alimentos más evolutivos en la feria. Con los años se les añadió queso, mayonesa y salsa de tomate dulce. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

5. Negocios familiares a través del tiempo

La Feria de Jocotenango no solo es un evento comercial, sino también un espacio donde se entrelazan historias familiares que perduran por décadas.

René López, propietario del comedor La Guadalupana, es un ejemplo: sus padres se conocieron trabajando en puestos distintos de la feria, y él mismo conoció allí a su esposa, Elsa Morales.

La Lotería Huasteca acumula más de 75 años de historia familiar, mientras que Diversiones Fuentes ha operado ruedas de Chicago durante más de 50 años, desde que Daniel Fuentes alquiló su primera rueda y luego construyó estructuras de 22 y 26 sillas que siguen siendo íconos de la feria.

Distintos vendedores en la feria de Jocotenango utilizan esta oportunidad para dar a conocer sus productos frente al público, como esta comerciante que ofrece deliciosos dulces. (Foto Prensa Libre: Juan Diego González)