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Romper el piloto automático de la vida: cómo salir de la rutina de vez en cuando
En ocasiones, podemos experimentar aburrimiento derivado de nuestras rutinas. Conozca qué hay detrás de ello y cómo manejarlo de mejor manera.
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Muchas veces asociamos la rutina con el tráfico, jornadas largas de trabajo y actividades aburridas. Sin embargo, establecer una programación diaria no es, en sí misma, algo negativo; todo dependerá de cómo la maneje cada persona.
La psicóloga Carola Estrada aclara que contar con una rutina es natural. “Todos tenemos una rutina desde que nos levantamos, nos bañamos, desayunamos, salimos de casa. Es importante en el sentido de que nos da estructura para funcionar. Pero se vuelve un conflicto cuando se convierte en una rutina tóxica que nos encierra en las mismas cosas, en las mismas formas, en los mismos lugares”, comenta.
Estrada agrega que una rutina tóxica puede causar monotonía, cansancio y hartazgo. Según la especialista, también puede traducirse en irritabilidad, molestias, depresión y ansiedad, lo que podría mermar la salud física y emocional de las personas.
Lo importante es tener una rutina flexible, que nos permita incorporar en nuestro día a día actividades que nos agraden y que aporten a nuestra salud física y mental, indica la especialista.
¿La rutina puede afectar la salud mental?
La psicóloga Mónica Mayorga afirma que una rutina nos brinda estructura y seguridad. “Las rutinas no son algo negativo. Al contrario, nos ayudan a organizarnos, a cumplir objetivos, ser eficientes y a tener una idea de nuestros días”, añade la psicóloga Luisa Ruano.
En contraste, las especialistas recalcan que, cuando una rutina es demasiado repetitiva, tóxica o rígida, puede aportar pocos beneficios e incluso impactar negativamente nuestra salud mental.
“Nuestro cerebro necesita novedad y estímulos diversos para funcionar de manera óptima. La exposición constante a lo mismo activa menos áreas cognitivas, reduce la producción de neurotransmisores relacionados con la motivación y la recompensa, como la dopamina, y puede generar sensación de aburrimiento, estrés o desmotivación”, puntualiza Mayorga.
Según Ruano, una rutina muy rígida puede ocasionar pensamientos intrusivos que, a su vez, se traducen en episodios de ansiedad, incomodidad y otras molestias.
“Asimismo, hay ocasiones en las que salir de la rutina nos da motivación y curiosidad por comenzar cosas nuevas. Se puede ver una conexión con el propósito y vivir el presente. Mientras que arraigarnos y no salir de la rutina a ningún costo nos puede poner en piloto automático”, agrega.
Beneficios de salir de la rutina
Cuando la rutina se ha convertido en algo tóxico, romper con esa monotonía puede aportar ciertos beneficios. Las psicólogas destacan los siguientes:
- Nos sentimos cómodos con nosotros mismos y en nuestras relaciones
- Se desarrolla la creatividad
- Experimentamos bienestar físico, mental, social y emocional
- Se estimulan los niveles de dopamina y serotonina
- Mejora el estado de ánimo
- Disminuye el nivel de estrés
- Incorporar novedad a la cotidianidad fortalece la plasticidad cerebral, es decir, la capacidad del cerebro para adaptarse y aprender
- “Romper con la rutina también aumenta la conciencia emocional y nos ayuda a tomar decisiones más conscientes sobre nuestra vida”, afirma Mayorga.

Rutina tóxica
Estrada menciona que vivimos en un país donde existen pocas opciones para romper eventualmente con la rutina, cuando esta se ha convertido en un patrón tóxico. Al hablar de una rutina de este tipo, esta se asocia tanto a hábitos poco saludables como a aquellas actividades que se han vuelto repetitivas de forma negativa.
Según la especialista, en Guatemala el buen dormir se ha convertido en un lujo, ya que todos deben madrugar para llegar al trabajo a tiempo, debido al tráfico intenso en horas pico.
La terapeuta añade que los parques a las 18 horas ya se encuentran cerrados. “Entonces, una de las cosas más importantes es darnos cuenta en qué espacios nos movemos. Si estoy frente al televisor, a la computadora o al teléfono, mi espacio se vuelve limitante”.
Estrada aconseja revisar qué nos mantiene dentro de esa rutina, en qué espacios nos movemos y reflexionar si permanecemos en ella por comodidad o por obligación. “El primer paso es asumir y aceptar que vivo dentro de una rutina que no intento cambiar”, comenta.
¿Cómo romper con la rutina si tenemos recursos limitados de tiempo y dinero?
“Romper la rutina no requiere grandes recursos. Basta con introducir pequeñas variaciones que estimulen el cerebro: cambiar el camino habitual, escuchar música nueva, practicar respiración consciente, escribir lo que sentimos o probar actividades distintas”, menciona la psicóloga Mayorga.
La especialista explica que estos cambios en nuestro día a día “activan circuitos neuronales relacionados con la creatividad, la atención y la motivación, ayudando a salir del piloto automático y reconectarnos con nosotros mismos”.
Estrada agrega que también podemos introducir otros cambios en nuestra rutina, como variar las rutas para llegar al trabajo. De esta forma, “empezamos a ver cosas diferentes; nuestra mente se distrae”, afirma.
Mayorga también sugiere paseos distintos, explorar pasatiempos nuevos, escribir y practicar meditación. Los cambios, por muy simples que sean, activan áreas cerebrales relacionadas con la recompensa y el bienestar, lo que ayuda a mantener un balance emocional y mental más saludable.

Recomendaciones para romper con la rutina de vez en cuando
De acuerdo con el sitio especializado Psicología y Mente, existen algunas pautas que podemos seguir para salir de la rutina cuando sea necesario:
- Identifique su rutina. Reconozca qué actividades realiza de forma constante y habitual.
- Tome conciencia sobre qué la hace desagradable y cómo cambiarlo. Evalúe qué aspecto de su cotidianidad le incomoda y cómo puede mejorar la situación.
- Aliméntese y descanse adecuadamente. Comer y dormir bien son fundamentales para que nuestras actividades transcurran de la mejor forma posible.
- Separe espacios. No trabaje en el mismo lugar donde duerme o se alimenta.
- Dedique momentos de ocio. Determine qué actividades le gustan e intente incorporarlas a su vida diaria.
- Establezca nuevas metas. Los nuevos propósitos pueden brindar el impulso necesario para recuperar la motivación.
- Haga nuevas amistades. Conocer personas nuevas puede convertirse en un excelente aliado para dejar de lado la mecanicidad.
- Acérquese a la naturaleza. Esto ayuda a disminuir el estrés, la ansiedad y prevenir la depresión.
- Improvise. Aunque la planificación es necesaria, también es válido realizar alguna actividad espontánea.
- Persevere con los cambios. La constancia es clave para obtener resultados.
Ayuda terapéutica
En algunos casos, se requiere que la persona busque ayuda psicológica para determinar qué debe cambiar en su rutina y cómo reencauzar su vida de forma distinta para alcanzar sus propósitos.
“Si la rutina está siendo tediosa, incómoda, te aleja de los objetivos y hay pensamientos irracionales, es importante recibir ayuda. Determinar de dónde viene esa infelicidad e introducir cambios pequeños”, recalca Ruano.