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Países donde los huevos y los conejos son símbolos de la Pascua y cuál es su origen
Huevos decorados y conejos de chocolate son símbolos populares de la Pascua en varios países. Su origen combina tradiciones religiosas, culturales y paganas ancestrales.
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Durante la celebración de la Pascua, millones de personas alrededor del mundo participan en tradiciones que incluyen huevos decorados y conejos de chocolate, símbolos que han trascendido lo religioso para convertirse en íconos culturales.
Aunque a simple vista puedan parecer elementos meramente festivos o comerciales, lo cierto es que su origen se remonta a antiguas creencias y prácticas que han evolucionado con el tiempo.
En países como Alemania, Estados Unidos, Francia y Reino Unido, estas figuras están profundamente arraigadas en la tradición pascual, combinando significados religiosos, históricos y paganos. ¿Por qué se asocian los huevos y los conejos con la Pascua? ¿En qué lugares del mundo esta costumbre sigue vigente? En esta nota se explora el origen y la expansión global de estos símbolos.
¿Qué es la Pascua?
Según la Vice Gran Cancillería de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, la Pascua es también conocida como Día de Pascua, Domingo de Pascua, Domingo de Resurrección, Domingo de Gloria o Domingo Santo.
Esta festividad pone fin a la Semana Santa, periodo en el que se conmemora la crucifixión y muerte de Jesús el Viernes Santo, y se celebra su resurrección el Domingo de Pascua.
La Pascua es una de las festividades más importantes del calendario litúrgico cristiano, ya que conmemora la Resurrección de Jesucristo tres días después de su crucifixión. Para los creyentes, representa un mensaje de esperanza, redención y renovación espiritual, al simbolizar el triunfo de la vida sobre la muerte.

No obstante, esta festividad no es exclusivamente religiosa. Su origen también se vincula con prácticas paganas precristianas relacionadas con la llegada de la primavera y la renovación de la naturaleza. En muchas culturas antiguas, la primavera simbolizaba el renacimiento y la fertilidad, por lo que la Pascua se convirtió en un momento de celebración y esperanza en medio del florecimiento de la vida en la Tierra.
El origen del conejo de Pascua
El conejo de Pascua tiene sus raíces en antiguas festividades paganas vinculadas a la fertilidad y la primavera. En la tradición germánica, la diosa Eostre, asociada con el renacimiento de la naturaleza, era representada junto a una liebre, símbolo de vida nueva. Con el paso del tiempo, esta figura fue adaptada por el cristianismo, integrando al conejo como mensajero de la Pascua.
Fueron los inmigrantes alemanes quienes llevaron esta tradición a Estados Unidos en el siglo XVIII, donde el Easter Bunny comenzó a cobrar popularidad entre los niños, quienes esperaban encontrar huevos escondidos como obsequio del conejo.

La primera referencia documentada del conejo en relación con la Pascua aparece en un libro publicado en 1722 por el profesor alemán George Franck von Franckenau. En el siglo XIX, la comercialización de esta figura impulsó su presencia en tarjetas, decoraciones y dulces, consolidando su lugar como símbolo popular de la Pascua.
El simbolismo de los huevos de Pascua
Los huevos de Pascua también tienen un origen simbólico muy antiguo. Para diversas culturas, el huevo representa vida nueva y renacimiento. En la tradición cristiana, se convirtió en un símbolo de la resurrección de Cristo, ya que del huevo —aparentemente inerte— surge una nueva vida.
Durante la Edad Media, las personas comenzaron a decorar huevos y comerlos como bocadillo el Domingo de Pascua, tras el ayuno de la Cuaresma. Según la investigadora Carole Cusack, ya en el siglo XVIII existía la costumbre de que las liebres escondieran huevos coloridos en jardines para que los niños los buscaran, una práctica que aún se mantiene vigente.

Una tradición globalizada
Hoy en día, los huevos y conejos de Pascua forman parte de una tradición globalizada que combina elementos religiosos, culturales y comerciales. Aunque sus significados varían entre regiones, siguen siendo símbolos universales de vida nueva, esperanza y renovación.
En países como Francia, Italia y Reino Unido, es habitual intercambiar huevos decorados o de chocolate durante la Semana Santa. En América Latina, esta práctica también ha ganado popularidad, especialmente en naciones como Argentina, Brasil y México, influenciadas por la cultura anglosajona y las campañas publicitarias.
Cada país imprime su propio matiz a esta celebración, pero el espíritu que la impulsa permanece: celebrar el renacer, ya sea de la naturaleza, de la fe o de los lazos familiares.