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Valoramos esfuerzos que nacen de una voluntad
Es un deber reconocer cuando alguien está haciendo un esfuerzo para cumplir una tarea.
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“Al hombre que hace todo lo que puede no podemos decirle que no hace lo que debe”. A. de Guevara
En esta vida hay una etapa formativa de base y luego el resto de la vida uno está asimilando y aprendiendo diferentes cosas que le habrán de permitir no solo ser útil, sino también dan la oportunidad de alcanzar nuestros sueños. Para ello, debemos reconocer a las personas que se nos cruzaron en el camino y tuvieron no la obligación, sino la buena voluntad de dedicar tiempo y ayudarnos para que avancemos en los ideales que nos habíamos trazado.
Las exigencias que son gratificadas, difícilmente pueden ser consideradas como actos de la voluntad.
Si podemos mirar atrás en lo que hemos vivido, podemos afirmar, sin lugar a equivocarnos, que muchas cosas en nuestra vida en algún momento se nos han impuesto, y seguramente en el momento en que se nos estaba exigiendo, no valoramos o no entendimos el porqué, pero con el tiempo tuvimos que reconocer y agradecer la buena voluntad que ellos tuvieron en animarnos, instruirnos y obligarnos para hacer lo que probablemente ellos podían visualizar.
Posiblemente en casos muy excepcionales hay quienes tienen una iniciativa tal que les ha permitido tener diferentes etapas de emprendimiento para lograr sus sueños, pero una gran mayoría hemos sido estimulados por los que estaban en nuestro derredor, los que tomaron el interés y el tiempo de motivarnos y guiarnos para considerar panoramas que para nosotros ni eran claros o tal vez no se nos habían ocurrido.
Debemos tener presente que la voluntad que cada uno de nosotros tenemos, para hacer aquello que nos hemos propuesto, no es para que se deba lucir, sino más bien para que sea fundamentalmente como un generador que llevamos por dentro para ayudarnos a dar cada paso necesario. De este modo, los sueños que tenemos se vean transformados en las vivencias que van determinando no solo un avance, sino la prueba de que sí podemos hacer las cosas que nos proponemos para esta vida.
Es muy probable que en algunos casos, cuando hemos compartido nuestros sueños, o bien, los planes que tenemos, con algunos de los nuestros que comparten nuestra vida, la reacción natural de los nuestros ha generado una diversidad de preguntas por las que nos pueden haber juzgado mal, simplemente porque no visualizan lo que compartimos. Pero eso no debería de ninguna manera influir sobre lo que nos hayamos propuesto; posiblemente no saber escuchar y evaluar las observaciones nos puede afectar. Finalmente, debemos tener claridad de a dónde queremos llegar.
Es sorprendente cuán gratificados nos sentimos cuando nos hemos esforzado y hemos cumplido con los requisitos para poder cristalizar nuestros sueños. Cuando eso se logra fácilmente, se puede valorar el esfuerzo para la próxima etapa y, como que fuera una sucesión de eslabones de una cadena, logramos alcanzar las cumbres que en un momento parecían inalcanzables y que muchos las veían como imposibles.
Sin lugar a duda, es estimulante para cada uno de nosotros que nos digan que sí lo podemos hacer y que no nos desanimemos y que sigamos adelante. Pero es mucho más importante cuando nosotros nos lo decimos y al hacerlo tenemos presente el próximo paso que debemos dar. Eso seguramente habrá de reducir no solo la fatiga al avanzar, sino quitará todo aquello que de alguna manera nos puede distraer de lo que tenemos que hacer.