El Salvador: el fracaso de las izquierdas y el “modelo Bukele”

El Salvador: el fracaso de las izquierdas y el “modelo Bukele”

Bukele es un caso de autoritarismo con gran respaldo popular. El pueblo salvadoreño apoya este gobierno; sus niveles de simpatía popular son muy altos, tanto que hay políticos de otros países, incluyendo Guatemala, que pretenden proyectarse con la promesa de impulsar “el modelo Bukele”. Es evidente que la alternancia en el poder, que es un […]

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06/08/2025 07:58
Fuente: La Hora 

Bukele es un caso de autoritarismo con gran respaldo popular. El pueblo salvadoreño apoya este gobierno; sus niveles de simpatía popular son muy altos, tanto que hay políticos de otros países, incluyendo Guatemala, que pretenden proyectarse con la promesa de impulsar “el modelo Bukele”.

Es evidente que la alternancia en el poder, que es un elemento esencial de la democracia liberal, está en riesgo con ese modelo.

En América Latina, las derechas tradicionales creen en la democracia liberal en la medida en que los resultados electorales les sean favorables. Cuando son adversos, suelen señalar de populistas y autoritarios a quienes triunfan. El adjetivo de populista es ahora utilizado por las derechas con el propósito de deslegitimar eso que se denomina en el continente como “progresismo”.

A estas alturas de la historia, me parece muy importante reivindicar el populismo en su pretensión de dar respuesta a los intereses inmediatos de “la gente”, los cuales están directamente relacionados con las necesidades, percepciones, visiones y aspiraciones de las mayorías. Por eso es tan atinada la consigna del ex presidente mexicano AMLO, cuando dijo: “Con el pueblo todo, sin el pueblo nada”.

Las izquierdas deben ser populistas en el sentido referido. Pero, al mismo tiempo, orientando las reivindicaciones más sentidas de “la gente” hacia la lucha por transformar las condiciones estructurales que las provocan. Si se distancian de las aspiraciones más sentidas de “la gente” terminarán empujando a los pueblos hacia los proyectos de la derecha. Pero no de cualquier derecha, sino que de las extremas y autoritarias.

Me parece que eso sucedió en El Salvador. El FMLN, la alternativa de izquierda que gobernó el país por diez años en dos administraciones presidenciales consecutivas (2009/2014 y 2014/2019) produjo tal frustración en la población que en las últimas elecciones triunfó “el modelo Bukele”, que ha demostrado su capacidad de responder a los intereses y percepciones inmediatas de “la gente”, aunque no aborde las causas estructurales subyacentes.

Este líder supo interpretar las angustias de ese pueblo, las cuales giraban básicamente en torno a la inseguridad, a la zozobra en la cual se mantenía la gran mayoría de la gente. El presidente Bukele, al terminar con su primer período de gobierno contaba con un nivel de aceptación del 85% de la población.

Pero la democracia liberal se ha debilitado. Es innegable que en El Salvador se fortalece el autoritarismo. La semana pasada, a partir de las reformas constitucionales recientemente promulgadas por el legislativo de ese país, se crean todas las condiciones para fortalecer la deriva autoritaria suficientemente demostrada por el gobernante.

Sobre esta deriva han sido múltiples las críticas internacionales “preocupadas” por la democracia en la región, las cuales están basadas en obvias evidencias.

Pero lo que se está demostrando en El Salvador es que la democracia, por sí misma, poco sentido tiene, si ésta no se expresa en las condiciones de vida del pueblo. Por eso afirmo que el fracaso de la izquierda salvadoreña en el ejercicio del poder político para resolver las necesidades más sentidas de su pueblo abrió el camino para el “modelo Bukele”.

Las ideologías “progresistas”, como visiones trasformadoras expresadas en discursos elocuentes sin prácticas concretas que resuelvan las reivindicaciones inmediatas de “la gente”, empujan a los pueblos a buscar el autoritarismo de derecha. Y eso sucedió en El Salvador.