Al concluir el partido, todas las miradas se dirigieron al técnico Luis Enrique, quien protagonizó uno de los momentos más emotivos de la noche. El entrenador español, visiblemente conmovido, apareció en el campo luciendo una camiseta especial con la silueta de la emblemática imagen junto a su hija Xana, tomada tras la final de 2015 con el FC Barcelona, donde ambos celebraron portando una bandera.

Diez años después de aquella imagen y seis desde la dolorosa pérdida de Xana a causa de un cáncer, Luis Enrique alcanzó la gloria europea con el PSG y no dudó en dedicarle el título a su hija.

Pero el homenaje no terminó allí. En un gesto inesperado que estremeció el Allianz Arena, la afición del PSG desplegó una enorme manta en las gradas con la imagen de Xanay el entrenador, pero esta vez portando los colores del campeón 2025. El estruendo de los aplausos y cánticos acompañó la escena, en una muestra de respeto, amor y unidad con su entrenador en una fecha inolvidable.

La noche que el PSG conquistó su primera Champions también se convirtió en un tributo eterno a la memoria de Xana. Luis Enrique no solo guió a su equipo hacia la cima del fútbol europeo, sino que también demostró que el amor de un padre trasciende cualquier trofeo. En medio del brillo y la gloria, la imagen de Xana volvió a iluminar una celebración, esta vez desde el corazón.