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Salúd también es movimiento: La importancia de la actividad física en niños, niñas y adolescentes
Una buena nutrición y un estilo de vida saludable no están completos sin la práctica regular de actividad física. Así lo destaca UNICEF, al subrayar que el movimiento es esencial para el desarrollo físico, mental, psicológico y social de los niños, niñas y adolescentes. Además, adoptar estos hábitos desde temprana edad ayuda a prevenir enfermedades, […]
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Una buena nutrición y un estilo de vida saludable no están completos sin la práctica regular de actividad física. Así lo destaca UNICEF, al subrayar que el movimiento es esencial para el desarrollo físico, mental, psicológico y social de los niños, niñas y adolescentes. Además, adoptar estos hábitos desde temprana edad ayuda a prevenir enfermedades, sobrepeso y obesidad, al tiempo que promueve la salud mental y fomenta la continuidad de una vida activa en la adultez.
UNICEF define la actividad física como cualquier movimiento corporal que implique gasto de energía. Esto abarca desde el ejercicio y el deporte, hasta tareas domésticas, juegos recreativos, caminar o andar en bicicleta. Todos estos movimientos tienen un impacto positivo y significativo en el desarrollo de los menores.
BENEFICIOS DE LA ACTIVIDAD FÍSICA
Los países y gobiernos reconocen ampliamente los beneficios de la actividad física en la infancia y adolescencia. Según UNICEF, algunos de ellos son:
Fortalecimiento del cuerpo y prevención de enfermedades.
Contribución al bienestar mental.
Mejora del aprendizaje y el rendimiento académico.
Además, si el deporte se practica bajo la guía de entrenadores, puede fomentar la inclusión, promover la igualdad mediante las reglas del juego, y enseñar valores como el respeto, el trabajo en equipo, y cómo afrontar tanto la victoria como la derrota.

Foto: Freepik
COMO PROMOVER LA ACTIVIDAD FÍSICA
UNICEF ofrece una serie de recomendaciones adaptadas a cada etapa de desarrollo:
Bebés (menores de 1 año)
Desde las primeras semanas de vida se puede estimular el movimiento. Se recomienda permitirles alcanzar objetos por sí solos, jugar en la bañera con juguetes flotantes o moverse libremente en el suelo bajo supervisión. También es importante retirar objetos peligrosos del entorno.
Unicef destaca que deben estar activos varias veces al día, con al menos 30 minutos en posición «boca abajo» distribuidos durante el día.
Niños y niñas de 1 a 4 años
Se sugiere un mínimo de 180 minutos diarios de actividad física, incluyendo ejercicios de intensidad moderada a vigorosa. Los juegos al aire libre, los espacios públicos como parques o áreas de juegos, y el contacto con otros niños son fundamentales.
De 5 a 11 años
En esta etapa, niños y niñas experimentan una madurez física y psicológica que les permite disfrutar más del movimiento. Jugar libremente, explorar, subir, correr o escalar, fortalece tanto su cuerpo como su autoestima, en esta etapa deben ser ejercicios físicos que los niños disfruten, promoviendo la actividad física como algo positivo y que no se asocie con algo negativo.

Foto: Freepik
COMO HACERLO
UNICEF subraya que nunca es tarde para comenzar. Incluso una pequeña cantidad de actividad física es mejor que ninguna. Se puede iniciar poco a poco, incrementando gradualmente la duración, intensidad y frecuencia.
Para niños y adolescentes con sobrepeso o con discapacidad, las recomendaciones siguen siendo válidas, adaptándose siempre a sus capacidades específicas.
Incentivar la creatividad, diversión y participación en los juegos, así como el no ganar.
Evitar que el deporte sea usado como castigo.
No presionarlos con metas competitivas.
Fomentar juegos mixtos sin distinción de género.
- Promover el manejo de las frustraciones.
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EN LA ADOLESCENCIA, EL EJERCICIO ES CLAVE
Según Unicef, durante la adolescencia, el desarrollo físico, neuromuscular y hormonal se acelera. Aunque el crecimiento no es igual para todos, esta etapa es ideal para fortalecer la fuerza, la resistencia y la capacidad aeróbica.
Tener amigos que realicen actividad física puede ser un factor motivador, por lo que fomentar actividades grupales y recreativas puede hacer la diferencia, prácticas simples como caminar activamente, andar en bicicleta, subir escaleras en vez del ascensor también forma parte del movimiento activo.
UNICEF asegura que la combinación de actividad física regular con una alimentación equilibrada es la base para una vida saludable. Y el ejemplo comienza en casa. Padres, madres y cuidadores tienen un rol fundamental en fomentar estos hábitos desde la primera infancia. Invertir tiempo en el movimiento no solo fortalece el cuerpo, también nutre la mente y el corazón.