La Habana, meca de los movimientos revolucionarios

La Habana, meca de los movimientos revolucionarios

Cantos de sirena

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Resumen Automático

01/06/2025 00:04
Fuente: Prensa Libre 

La presencia en Guatemala de Sergio Ramírez Mercado en actos esencialmente culturales por el Festival Centroamérica Cuenta 2025 permite hacer algunas reflexiones puntuales sobre la política en Nicaragua a partir del triunfo de la revolución cubana en 1959.


Sergio Ramírez, en su momento joven académico y político destacado nicaragüense, se sumó seducido por el proceso revolucionario marxista leninista, Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), encabezado por guerrilleros jóvenes como Daniel Ortega, que, bajo la influencia y guía de la consolidada e internacionalista revolución cubana, logró al final, con apoyo de otros sectores políticos moderados y una comunidad internacional cooperante y complaciente, el derrocamiento del régimen nicaragüense de perfil dictatorial manejado por la familia Somoza, con el respaldo incondicional de la Guardia Nacional (1936-1979).


El FSLN, según relata Carlos Fonseca Amador (1936-1976), uno de los fundadores, en 1962, de este movimiento revolucionario, en entrevista a un medio de comunicación cubano, en 1970, registrada en los archivos del Centro de Documentación de los Movimientos Armados, CeDeMA.org, reconoce que “el marxismo, puede decirse, entra y prende en un amplio sector del pueblo y de la juventud nicaragüense con el triunfo de la revolución cubana”. Fonseca, quien pierde la vida en un enfrentamiento armado en 1976, expresa que inicia su conciencia revolucionaria como estudiante en la enseñanza media, con el derrocamiento, en 1954, del gobierno de Jacobo Árbenz Guzmán en Guatemala.

Sergio Ramírez Mercado es un referente de cómo muchos jóvenes de las décadas de los años 50, 60 y 70 del siglo pasado fueron seducidos por los cantos de sirena de los movimientos revolucionarios marxistas leninistas, para luego ser sacrificados a conveniencia.


El triunfo militar y político de la revolución sandinista en 1979, celebrado como una exitosa extensión estratégica de La Habana, Cuba, que se había convertido en la meca de los movimientos revolucionarios de Centroamérica, desató una expectativa de efecto dominó en la región, en especial en El Salvador y en Guatemala, donde las guerras fratricidas e insurreccionales se intensificaron en un contexto en el que Cuba intervenía militarmente en Angola y en otros países de África exitosamente.


Sergio Ramírez, sabiendo de los orígenes ideológicos del FSLN y de su cordón umbilical con Cuba, acepta la vicepresidencia de Nicaragua (1985-1990) junto al presidente Daniel Ortega. En ese preciso período, Guatemala da inicio a la era democrática, al aprobarse la actual Constitución de la República, en 1985, hace 40 años, por una Asamblea Nacional Constituyente producto de una genuina y amplia apertura política que desarmó políticamente a los movimientos guerrilleros nacionales y desconcertó estratégicamente a sus patrocinadores en La Habana. El FSLN nunca ha dejado de ser un factor de poder real en Nicaragua, aun en momentos de relativa y controlada apertura política (1990-2007), que se extinguió definitivamente a partir de las elecciones generales del 2006, en las que el FSLN, bajo el liderazgo de Daniel Ortega, retoma hasta la fecha, bajo el influjo cubano, el control absoluto de Nicaragua.


Sergio Ramírez Mercado es un referente de cómo muchos jóvenes de las décadas 50, 60 y 70 del siglo pasado fueron seducidos por los cantos de sirena de los movimientos revolucionarios marxistas leninistas, para luego ser sacrificados a conveniencia y sufrir el exilio y el despojo de la ciudadanía y de sus propiedades en Nicaragua. Nos congratula haberlo recibido en Guatemala junto a otros compatriotas nicaragüenses que han tenido la oportunidad de expresarse libremente en este país. Es importante recordar que en Guatemala la apertura democrática y los acuerdos de paz redujeron a los movimientos guerrilleros a su mínima expresión política, pero en su momento, como el FSLN y otros más, confluían y conspiraban desde La Habana.