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Congreso costoso, sin rumbo ni resultados
El aumento salarial y el gasto por diputado no se reflejan en su desempeño ni resultados sustantivos.
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El análisis del primer período de sesiones ordinarias del Congreso de la República 2025 muestra un desempeño deficiente: gestión interna desarticulada, débil capacidad técnica, baja productividad legislativa y escasa conexión con las prioridades nacionales. Así lo documenta el informe presentado por la Alianza por un Congreso Eficiente —integrada por Cien, Guatemala Visible y el programa Fíjate Bien—.
Del 14 de enero al 15 de mayo, el Congreso aprobó únicamente cuatro leyes, ninguna de ellas vinculada a temas clave para el desarrollo. Se presentaron 62 iniciativas, solo 12 fueron dictaminadas y 49 permanecen estancadas en la Dirección Legislativa, sin ser asignadas a comisión. Muchas carecen de sustento técnico, otras duplican iniciativas o se contradicen entre sí. La cantidad no compensa la falta de calidad ni responde a una agenda legislativa clara.
El trabajo en comisiones también fue limitado. De las 14 comisiones observadas de 38, varias no sesionaron con regularidad ni emitieron dictámenes. No asisten todos los diputados. Persiste la práctica de realizar las dos sesiones mínimas mensuales que establece la ley el mismo día, una tras otra, lo que limita el debate y la deliberación sustantiva.
En materia de fiscalización, hay una interpelación en curso al ministro de Salud, tres pendientes de iniciar, cuatro desistidas y ocho por conocer. Estas cifras reflejan lentitud y falta de seguimiento efectivo en la aplicación de este mecanismo. También se contabilizaron de enero al 22 de mayo 704 citaciones a funcionarios del Ejecutivo. Aunque la cifra es alta, muchas carecen de sentido, seguimiento y no generan consecuencias claras.
La asistencia al pleno fue del 79 %, con un promedio de 126 diputados presentes por sesión, cifra inferior al mismo período del año anterior. Las bancadas con mayor nivel de presencia fueron Creo (97 %), VOS (92 %) y Cabal (88 %). De los faltantes, 42 diputados asistieron a menos del 70 % de las sesiones convocadas y 19 a menos del 60 %.
En el Congreso hay desorganización interna, baja productividad y desconexión con el país.
Se celebraron 21 sesiones plenarias, y varias se cerraron por falta de quorum, lo que impidió avanzar en los temas de agenda. A pesar de estos resultados, el Congreso aumentó los ingresos de los diputados. El salario base mensual pasó de Q9,550 a Q46,700, un incremento del 389 %. Este ajuste se realizó sin discusión pública ni aval ciudadano.
En apenas seis meses, el Congreso ha gastado en promedio Q3.2 millones por diputado, sin que ello se refleje en mejoras sustantivas de su desempeño legislativo. A finales de junio, ya había ejecutado Q507 millones, equivalente al 35 % de su presupuesto anual. Además, se incrementó el número de asesores contratados en 54. El dato muestra el alto costo de mantener un Congreso sin resultados tangibles.
Un aspecto positivo fue la evaluación de transparencia institucional. Según el informe, el Congreso obtuvo una calificación del 98 % en los criterios medidos en su página web, lo cual refleja una mejora en la disponibilidad de información pública y el cumplimiento de estándares mínimos de acceso a datos legislativos y administrativos.
El informe recomienda avanzar en la coordinación con el Ejecutivo en una agenda, garantizar sesiones regulares y de calidad, dinamizar la asignación de iniciativas, fortalecer el trabajo de comisiones, establecer estándares mínimos de funcionamiento parlamentario y fomentar una cultura institucional enfocada en resultados concretos.
La X Legislatura apenas lleva año y medio, pero el mensaje del primer período del año 2025 es contundente: falta liderazgo, no hay planificación y está ausente la voluntad de cambio. La ciudadanía no debe bajar la guardia: el país necesita un Congreso que trabaje y sea eficiente.