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Quiénes son Rómulo y Remo, los primeros ejemplares de lobo terrible revividos genéticamente modificados
Tres cachorros de lobo genéticamente modificados reabren el debate sobre la desextinción de especies. Rómulo, Remo y Khaleesi fueron creados con genes antiguos del lobo terrible, extinto hace más de 10.000 años.
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Rómulo, Remo y Khaleesi, los tres cachorros de lobo creados genéticamente por la empresa biotecnológica Colossal Bioscience, despiertan el debate sobre la desextinción del lobo terrible, especie extinta desde hace más de 10.000 años.
Los tres ejemplares, que la empresa asegura haber desarrollado, no son verdaderos lobos huargos ―extinguidos hace 10.000 años―, sino lobos grises modificados genéticamente con algunos genes del lobo gigante o huargo.
Los científicos hicieron esta aclaración después de que el pasado lunes Colossal anunciara que había desextinguido a esta especie gracias a un genoma completo de lobo huargo, reconstruido a partir de ADN antiguo extraído de fósiles de entre 11.500 y 72.000 años.
Colossal aseguró que editó 20 genes de lobos grises con ese ADN ―procedente de un diente de 13.000 años y un cráneo de 72.000 años― para inducir en los cachorros algunas características propias de los lobos huargos.
Posteriormente, la empresa creó embriones a partir de células modificadas del lobo gris e implantó estos en perras que gestaron y parieron a los cachorros en octubre pasado. Actualmente, los animales se encuentran en una reserva ecológica certificada por la American Humane Society, cuya ubicación se mantiene en secreto.
El paleogenetista español Carles Lalueza-Fox, investigador del Instituto de Biología Evolutiva (IBE), lo tiene claro: no se puede hablar de desextinción, sino de lobos modificados genéticamente ―en concreto, 14 genes―, afirmó a la agencia EFE.
“Como no se ha publicado el genoma del lobo huargo, no sabemos cuántos genes lo diferencian del lobo gris; pero, atendiendo al tiempo de divergencia de ambas especies (unos cuatro o cinco millones de años), serán varios miles”, explicó. En el experimento, puntualizó, solo se usaron genes con expresión en el aspecto externo.
“Si lo comparamos con nosotros y los neandertales, cuyos linajes se separaron hace solo una décima parte del tiempo que los dos tipos de lobo, tenemos un 2% de sus genes, pero nadie diría que somos neandertales. Mucho menos en el caso de los lobos gigantes”, concluyó Lalueza-Fox.
Para Lluís Montoliu, investigador del Centro Nacional de Biotecnología de Madrid, la conclusión es la misma: Colossal ha modificado lobos grises usando la técnica de edición genética CRISPR-Cas9 y ha obtenido un animal “que se parece al lobo gigante, pero que no lo es. No tiene todo su genoma”, subrayó también a EFE.
En declaraciones a la plataforma Science Media Centre de Nueva Zelanda, el director del Laboratorio de Paleogenética de Otago, Espic Rawlence, aclaró que para desextinguir una especie hay que clonarla primero, y el problema es que no se pueden clonar animales extintos porque su ADN no está lo suficientemente bien conservado.
“Lo que Colossal Bioscience ha producido es un lobo gris con características similares a las del lobo gigante, pero no se trata de un lobo gigante reintroducido, sino de un híbrido”, sentenció el paleogenetista.
Por su parte, Philip Seddon, del Departamento de Zoología de la Universidad de Otago y experto en bioética y desextinción, puntualizó que “Colossal Biosciences, la empresa de 10.000 millones de dólares que está detrás de los esfuerzos por resucitar al mamut lanudo, al lobo marsupial y al dodo, acaba de anunciar lo que describe como la desextinción del lobo gigante, una especie que se extinguió hace unos 10.000 años”.
Pero, aunque se hable de desextinción y se hayan logrado avances tecnológicos asombrosos, “los simpáticos cachorros no son lobos gigantes, sino lobos grises modificados genéticamente”, remarcó.
Cuestiones técnicas y bioéticas
Para Montoliu, la pregunta principal aún no ha sido respondida: “¿Para qué quieren hacer esto? ¿Queremos hacer un zoológico de criaturas imposibles? Esta cuestión debería preocuparnos, y no veo que esté siendo respondida”, advirtió.
El genetista recordó que, según Colossal y su fundador, George Church, el objetivo de devolver los mamuts a la naturaleza es combatir el cambio climático, apisonar la tundra, compactar el terreno e impedir la liberación de gases de efecto invernadero. “Eso puede ser más o menos creíble”, añadió.
En este caso, “no creo que sea para desextinguir al lobo”, aclaró a EFE.
Sin embargo, Montoliu reconoció que, desde el punto de vista tecnológico, Colossal está a la vanguardia en el uso de las herramientas CRISPR-Cas9 y es capaz de editar cientos, incluso miles de genes a la vez, “lo que no es sencillo”. “Parecen haber resuelto muchos de los problemas de la multiedición genética, porque sus animales sobreviven”, apuntó.
Para Lalueza-Fox, si es cierto que en Colossal han logrado modificar 20 posiciones genéticas en 14 genes ―aunque este anuncio no está respaldado por una publicación científica―, sería una perspectiva positiva, ya que “las técnicas podrían aplicarse para modificar especies en peligro y hacerlas más resilientes, por ejemplo, al cambio climático”.
También Seddon considera que los avances tecnológicos de Colossal podrían tener implicaciones positivas para la conservación de especies existentes, mientras que Rawlence sugiere que deberían emplearse “para conservar lo que queda, no para resucitar especies extintas”.
Los cachorros de lobo huargo no son la primera creación de Colossal, que hace un mes presentó al mundo ratones con pelo de mamut, también obtenidos mediante edición genética y que generaron las mismas polémicas.