Las acciones de los agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), siguen dando temas de conversación entre la comunidad latina y defensores de derechos humanos que llegan a calificarlas de, racistas.

Recientemente salió a la luz el caso de Miguel Ponce, actualmente un padre de familia. Es un ciudadano estadounidense nacido en aquel país, con los documentos que confirman su estadía legal.

Pero cuando conducía fue interceptado por agentes de ICE quienes lo llevaron a una zona alejada de su destino, asegurando que tenía una orden para ser deportado del país.

Ponce expuso su situación legal, incluso mostró los documentos de respaldo como el pasaporte y un documento que hacía constar su nacimiento en los Estados Unidos.

Pese a todas las pruebas, los agentes no quedaron conformes y el diálogo se extendió por espacio de dos horas. Tiempo en que el ciudadano estadounidense permaneció con los grilletes puestos.

Los agentes aseguraron que estaban 99% seguros que era él, porque el nombre de la persona que buscaban coincidía, además de tener tatuajes similares.

Finalmente, ante los documentos que lograron demostrar la estadía legal de Ponce, uno de los agentes le hizo un comentario. Le pidió que se afeitara la barba, para que en un futuro no volviera a ser confundido con un migrante irregular.