La presión arterial baja, también conocida como hipotensión, es una condición que, aunque menos conocida que la hipertensión, puede causar malestar e incluso complicaciones si no se maneja adecuadamente.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se considera hipotensión cuando la presión arterial desciende por debajo de los 90/60 mmHg.

Aunque en algunas personas una presión baja puede no causar síntomas, en otras puede generar mareos, debilidad o incluso desmayos, explica Mario Fernández, médico general.

Por eso, es fundamental conocer las señales de alerta y saber qué hacer si se baja la presión, especialmente en situaciones cotidianas.

Síntomas de presi´´on arterial baja

Los síntomas pueden variar en intensidad según el nivel de descenso de la presión y la respuesta del organismo. Los más comunes incluyen:

• Mareo o sensación de vértigo
• Visión borrosa
• Fatiga extrema
• Náuseas
• Desmayo o pérdida momentánea del conocimiento
• Palpitaciones o pulso débil y acelerado
• Frialdad en las extremidades

Estos signos suelen aparecer cuando el cerebro y otros órganos no reciben suficiente sangre y oxígeno, lo que puede ocurrir tras levantarse bruscamente, después de una comida copiosa o en ambientes muy calurosos.

Causas comunes de la presión baja

La hipotensión puede deberse a diversas causas, entre ellas: deshidratación, ayuno prolongado o malnutrición, reacciones a medicamentos,cambios hormonales, en casos como el embarazo o alteraciones tiroideas; problemas cardíacos o neurológicos y estrés emocional o ansiedad intensa, indica Andrea Méndez, médico general.

Identificar la causa es clave para establecer el tratamiento adecuado y evitar complicaciones.

Qué hacer si se baja la presión

Ante los síntomas de presión baja, lo primero es mantener la calma y adoptar una posición segura. Se recomienda:

1. Sentarse o recostarse de inmediato, preferiblemente con las piernas elevadas para facilitar el retorno sanguíneo al corazón y al cerebro.
2. Respirar profundamente y evitar movimientos bruscos hasta que pase la sensación de debilidad.
3. Beber agua, sobre todo si se sospecha que hay deshidratación, una causa común de hipotensión.
4. Comer algo salado o azucarado, como una galleta de sal o un jugo natural, si han pasado muchas horas sin ingerir alimentos.

Si los síntomas persisten, se repiten con frecuencia o se acompañan de pérdida del conocimiento, es indispensable acudir al médico para descartar afecciones subyacentes.

Remedios naturales para estabilizar la presión

Además de las medidas inmediatas, existen remedios caseros que pueden ayudar a prevenir o controlar los episodios de hipotensión, siempre que no sustituyan la consulta médica:

• Agua con sal: una pequeña cantidad de sal disuelta en agua puede ayudar a subir la presión de forma temporal. No se recomienda en personas con problemas renales o presión alta.
• Jugo de remolacha: rico en hierro y potasio, puede mejorar la circulación y oxigenación.
• Infusión de romero: tradicionalmente usada para mejorar la circulación sanguínea.
• Alimentos ricos en vitamina B12 y folato: como huevos, hígado, legumbres y vegetales de hoja verde, que contribuyen a la producción de glóbulos rojos y mejoran la oxigenación.

También se aconseja adoptar ciertos hábitos saludables:

• Mantener una hidratación constante, especialmente en climas calurosos.
• Evitar el alcohol en exceso, ya que puede dilatar los vasos sanguíneos y reducir la presión.
• Fraccionar la alimentación en varias comidas pequeñas al día.
• Levantarse lentamente de la cama o de una posición sentada para evitar bajones súbitos.

Aunque muchas veces los episodios de presión baja son transitorios, es importante realizar una evaluación médica si ocurren con frecuencia o se acompañan de otros síntomas preocupantes. La hipotensión puede ser un signo de una afección más grave, como insuficiencia cardíaca, problemas hormonales o trastornos neurológicos.

Un diagnóstico temprano y un abordaje integral son fundamentales para evitar riesgos y garantizar una buena calidad de vida.