Apostando todas sus fichas

Apostando todas sus fichas

Adversarios se muestran indignados y amigos se sienten ofendidos.

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Resumen Automático

10/04/2025 00:01
Fuente: Prensa Libre 

“La calma y estabilidad mundial que conocíamos no volverá pronto”, declaró el primer ministro de Singapur, Lawrence Wong. “Durante décadas, Estados Unidos ha defendido el libre comercio y ha liderado los esfuerzos para construir un sistema comercial multilateral, anclado en reglas y normas claras. No hay duda de que esto marca un cambio sísmico”.

Supone nada menos que reconfigurar el orden económico global.

Trump llegó pisando fuerte y rápidamente implementó una serie de políticas agresivas y controversiales que antes de cumplir cien días en la presidencia y previo al anuncio de sus políticas arancelarias ya le habían generado fuertes anticuerpos en el partido opositor, medios de comunicación y la industria de la protesta.

Las polémicas políticas que impulsó en sus primeros dos meses, tomadas en conjunto, carecen del potencial impacto de los aranceles o “tarifas” anunciadas por Trump ante la prensa la semana pasada. Supone nada menos que reconfigurar el orden económico global, alterar el statu quo y sacudir el andamiaje del comercio internacional. No puede subestimarse el efecto disruptivo; se ha abierto una caja de la que podrían escapar mil demonios.

En una conferencia de prensa en la reunión de la Otán, en Bruselas, el secretario de Estado, Marco Rubio, declaró que “el presidente ha concluido acertadamente que la situación actual del comercio global es perjudicial para Estados Unidos y beneficiosa para muchos otros, y va a restablecerla”. El secretario del tesoro, Scott Bessent, anunció que “las relaciones económicas internacionales que no funcionan para el pueblo estadounidense deben ser reexaminadas. Este es el objetivo de los aranceles: igualar las condiciones”.

Trump anunció que el arancel se calculaba en base al principio de reciprocidad; cobraremos lo que ustedes nos cobran. En la práctica, equiparar los aranceles con alguna precisión es un ejercicio difícil. El monto del arancel se fijó con una sencilla fórmula sin relación a reciprocidad; el déficit comercial que EE. UU. tiene con un país, dividido por lo que ese país le exporta a EE. UU., multiplicado por 0.5. Para otros casos aplica un arancel base de 10%; el que le cayó a Guatemala.

La política arancelaria anunciada por Trump persigue varios objetivos, pero se destilan cuatro principales. El primero es reducir el déficit comercial que EE. UU. tiene con China, Japón, Vietnam, Taiwán, la Unión Europea y otros países. Argumenta que estos socios comerciales venden con pocas trabas a EE. UU. pero imponen altas restricciones a productos estadounidenses. El segundo es crear incentivos para que empresas y manufacturas se asienten en EE. UU. El tercero es tema de seguridad nacional: asegurar la base industrial y cadena de suministro necesaria para su potencia militar. Otro factor es el potencial de lo que podría recaudar el tesoro.

La probabilidad de conseguir estos objetivos es incierta; puede desencadenar una guerra comercial y desestabilización geopolítica de la que podrían emerger reordenamientos inesperados.

Adversarios se muestran indignados y amigos se sienten ofendidos. Trump ha dado el martillazo como shock para impulsar negociaciones; Japón anunció su deseo de conversar, Vietnam indicó que bajaría sus aranceles a 0%.

Al imponer los aranceles anunciados, Donald Trump ha apostado todas sus fichas; ganar o perder esta apuesta le significará una gloriosa victoria o el principio del final de su poder. La historia lo juzgará como el presidente que rejuveneció el sueño americano y restableció su brillo, o como el locuaz mandatario que condujo su país a la ruina y desequilibró la economía global. Gane o pierda, el impacto será fuerte.