Secuencia sísmica debe mover a la prevención

Secuencia sísmica debe mover a la prevención

Los sismos de ayer también constituyen, con todo y sobresalto colectivo, el recordatorio de activar la cultura de prevención.

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09/07/2025 00:05
Fuente: Prensa Libre 

Por su propia configuración geológica y su localización en la confluencia de las placas tectónicas mayores de Norteamérica —Cocos y Caribe—, Guatemala es un país altamente sísmico y así lo registra su historia. Incluso, desde la era prehispánica, el personaje mítico Cabracán representaba esa energía potencialmente devastadora de la tierra. En tiempos coloniales, la tercera capital de Guatemala, en el valle de Panchoy, fue azotada por al menos 10 terremotos. Por ser una época precientífica, la explicación aún era mística y calamitosa como consecuencia de un designio supuestamente divino. En todo caso, las huellas de sucesivas devastaciones son tangibles en Antigua Guatemala y sus alrededores.

En fin, ayer, 8 de julio de 2025, entre las 15 y las 18 horas, se registraron al menos 37 sismos, de los cuales nueve fueron sensibles para las personas y tres de ellos fueron especialmente fuertes, con la característica de presentar movimiento oscilante, pero también —sobre todo uno de ellos— trepidante (es decir, vertical). Los epicentros de esta actividad sísmica, que fue calificada con el término de “enjambre”, se encuentran entre los departamentos de Sacatepéquez y Escuintla. Quizá por la proximidad con dos volcanes activos, el Fuego y el Pacaya, corrió el rumor de que los sismos podrían estar asociados a actividad volcánica, pero las autoridades del Insivumeh aseveraron que es actividad puramente tectónica, es decir, causada por fallas geológicas secundarias.

En todo caso, el susto fue mayúsculo y llevó a la evacuación de edificios públicos y empresas. El Gobierno ordenó una suspensión temporal de actividades educativas y laborales para hoy, en el área de Guatemala y Sacatepéquez. A la vez, se informó que no hubo víctimas mortales, sino solo daños en algunas localidades.

Santa María de Jesús, San Juan del Obispo y Santa María Cauqué, Sacatepéquez, así como Palín, Escuintla, fueron algunas de las localidades donde se produjeron daños en inmuebles, muchos de ellos antiguos y, por ende, construidos de adobe, aunque también hay algunos edificios de concreto y bloc que presentaron grietas. En algunas rutas del occidente se reportan derrumbes, afortunadamente sin víctimas que lamentar. La expectativa de las autoridades de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres es que el fenómeno amaine, pero precisamente, como prevención de más réplicas, se dictó la suspensión de labores por un día.

Coincidentemente, en este espacio se tenía previsto abordar, antes de estos sucesos telúricos, la mortífera tragedia acontecida en el condado de Kerr, Texas, EE. UU., a causa de la inusitada crecida del río Guadalupe, que arrasó con viviendas, vehículos y, lamentablemente, vidas de personas, incluidas las de menores de edad. Nuestras condolencias al pueblo de Texas y de EE. UU. por dicha tragedia, que ha suscitado una discusión seria sobre los mecanismos de prevención, el equipamiento y los fondos disponibles para el monitoreo hidrológico, las alertas tempranas y las formas de evacuación.

Los sismos de ayer también constituyen, con todo y sobresalto colectivo, el recordatorio de activar la cultura de prevención ante el riesgo de desastres naturales, ya sea sísmicos, hidrológicos o volcánicos. En el caso específico de temblores, sigue sin cumplirse la reglamentación mínima para las construcciones en el país. No existe un código que establezca supervisiones estructurales para viviendas particulares, o exclusión de áreas vulnerables. Los daños observados en inmuebles relativamente “recientes” son un síntoma —o, más bien, una advertencia— que trae siglos de anticipación.