Entierros papales: así se vivieron los funerales de los últimos cinco pontífices

Entierros papales: así se vivieron los funerales de los últimos cinco pontífices

Desde el papa Juan XXIII hasta Benedicto XVI, los funerales papales han estado marcados por la solemnidad y la devoción de cientos de fieles que se congregan en el Vaticano para despedir al representante de Dios en la Tierra.

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25/04/2025 16:23
Fuente: Prensa Libre 

La tradición centenaria establecida por la Iglesia católica, junto con los rituales para certificar la muerte del pontífice y preparar el cuerpo para su velación, está claramente estipulada en las normativas eclesiásticas del Vaticano. Estos protocolos han sido aplicados en diferentes momentos por pontífices como Juan XXIII, Juan Pablo II y Benedicto XVI.

Entre los rituales obligatorios se encuentra la exposición del cuerpo ante los fieles en una ceremonia pública, considerada un acto solemne de despedida al papa como líder de la cristiandad. Este proceso continúa con los ritos fúnebres y el entierro del pontífice, guiados por una estricta liturgia y simbolismo religioso.

La reciente muerte del papa Francisco, ocurrida el 21 de abril, ha reavivado el interés por conocer cómo se desarrollaron los funerales de sus predecesores, especialmente tras las modificaciones introducidas en el rito de entierro de los pontífices romanos, que alteran algunos aspectos tradicionales de estas ceremonias.

Cada uno de los funerales de los últimos cinco papas ha seguido una línea marcada por la tradición, heredada de los más de 260 líderes que han ocupado la Sede de Pedro. Estos funerales, cargados de simbolismo y solemnidad, representan no solo la despedida de un jefe de Estado y guía espiritual, sino también un hito en la historia del Vaticano y de la Iglesia católica a nivel mundial.

En esta nota se repasan los últimos cinco entierros papales realizados por el Vaticano, presididos por el cardenal camarlengo de turno, figura clave en el protocolo sucesorio y en la organización de los funerales pontificios.

Funeral de Benedicto XVI

Enterrado en una ceremonia privada, según su propia voluntad, el papa emérito Benedicto XVI (Joseph Aloisius Ratzinger) falleció el 31 de diciembre de 2022 en el monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano, donde residió tras su retiro del papado en 2013.

El entierro se llevó a cabo en la cripta de la basílica de San Pedro, en el lugar donde permaneció el cuerpo de san Juan Pablo II hasta su traslado en 2011. Al igual que con otros grandes y queridos pontífices, el funeral de Benedicto XVI reunió a miles de fieles en la plaza de San Pedro. Sin embargo, a diferencia de otros funerales papales, no se anunciaron públicamente su fallecimiento ni se hicieron sonar las campanas habituales establecidas en las normativas católicas.

Por petición expresa del papa emérito, las ceremonias se realizaron “bajo el signo de la sencillez”. Su cuerpo fue colocado en la capilla del monasterio Mater Ecclesiae desde el 1 hasta el 5 de enero de 2023, cuando se celebró el funeral oficial.

Fotografía del encuentro del Papa Francisco y el papa Benedicto XVI. (Foto: Prensa Libre /AFP)

La misa fúnebre se llevó a cabo a las 9.30 horas (hora de Roma) y fue presidida por el entonces papa Francisco. Posteriormente, Benedicto XVI fue enterrado en la misma tumba donde originalmente reposó san Juan Pablo II, antes de ser trasladado a la capilla de San Sebastián en la basílica de San Pedro.

Fueron más de 195 mil personas que lograron visitar el féretro de Benedicto XVI en los tres días que estuvo en la capilla de velación.

Entierro de Juan Pablo II

Conocido como el papa más carismático, Juan Pablo II tuvo un histórico entierro, luego de recibir homenajes de gran magnitud y la visita de destacadas personalidades de la política, la realeza y la Iglesia. El pontífice falleció el 2 de abril de 2005 y fue enterrado el 8 del mismo mes, tras una audiencia de casi tres millones de personas, cifra atribuida a su cercanía y conexión profunda con el pueblo.

El funeral, celebrado el 8 de abril y presidido por el cardenal Joseph Ratzinger, reunió a más de medio millón de personas en la plaza de San Pedro del Vaticano. Asistentes de todo el mundo se aglomeraron para rendir homenaje al papa viajero, como era conocido.

Registros de la hemeroteca de Prensa Libre detallan que los presentes corearon durante varios minutos “¡Santo, santo, santo!” en señal de despedida. Entre las personalidades asistentes destacaron el presidente estadounidense George W. Bush, el iraní Mohamed Jatamí, el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y el rey Juan Carlos de España.

Ratzinger presidió una misa de dos horas y media en el atrio de la basílica de San Pedro, transmitida a nivel mundial. Al finalizar, el féretro fue llevado al interior del templo por 12 ujieres vestidos de negro y blanco, en una solemne procesión.

Cumpliendo su deseo, Juan Pablo II fue enterrado en las grutas vaticanas, en una sencilla tumba cubierta únicamente por una lápida de mármol blanco, durante una ceremonia íntima que puso fin a uno de los funerales más emotivos y recordados en la historia contemporánea de la Iglesia católica.

Funeral de Juan Pablo I

Conocido como el “papa de la sonrisa”, Juan Pablo I falleció la mañana del 28 de septiembre de 1978, apenas 33 días después de ser electo pontífice. Su muerte permanece rodeada de uno de los mayores misterios del Vaticano, ya que, aunque algunos fieles especularon sobre un posible asesinato, las autoridades eclesiásticas confirmaron que falleció a causa de un infarto de miocardio.

Juan Pablo I fue sepultado en la basílica de San Pedro el 4 de octubre. Su ceremonia fúnebre reunió a más de 100 000 personas en la plaza de San Pedro. El cuerpo del pontífice fue enterrado en un triple féretro de ciprés, plomo y roble, en un espacio situado entre los restos de sus antecesores Juan XXIII y Paulo VI.

Según archivos de Prensa Libre de ese año, los asistentes desafiaron una intensa lluvia otoñal para dar el último adiós al “papa de la sonrisa”. La misa fue dirigida por el cardenal Carlo Confalonieri, decano del Colegio Cardenalicio, y transmitida en directo a más de 30 países, que siguieron con asombro la sorpresiva noticia de su muerte.

Durante la homilía, el cardenal Confalonieri, de 85 años, expresó la conmoción que vivía la Iglesia: Nadie habría imaginado que, menos de dos meses después de haber realizado las honras fúnebres por el papa Paulo VI, nos volveríamos a congregar para despedir a su sucesor en plaza de San Pedro.

Plaza de San Pedro en El Vaticano, lugar donde fieles se reúnen para despedir a los papa luego de su muerte. (Foto: Prensa Libre / AFP)

Al término de la ceremonia, a la que asistieron fieles, diplomáticos y autoridades religiosas, 12 ujieres trasladaron el cuerpo de Juan Pablo I al interior de la basílica de San Pedro, donde finalmente fue enterrado en una ceremonia privada, conforme a las tradiciones vaticanas.

El funeral de Pablo VI

En una ceremonia sencilla pero seguida a nivel mundial, Pablo VI fue despedido el 12 de agosto de 1978, seis días después de su fallecimiento. Tras su muerte, en horas de la tarde, se realizaron los ritos establecidos por la Iglesia y el pontífice fue expuesto en capilla ardiente, primero en la residencia papal de Castel Gandolfo y luego bajo el altar de San Pedro para que los fieles pudieran despedirse.

La misa de entierro, celebrada en varios idiomas, transmitió el mensaje: Yo soy el Alfa y el Omega, el comienzo y el fin. Yo daré de beber libremente al sediento de la fuente de la vida. Así lo registran archivos históricos de Prensa Libre.

Doce servidores del papa Pablo VI trasladaron su ataúd hacia la tumba ubicada en el subsuelo de la basílica de San Pedro, mientras la multitud lloraba y lo aplaudía emotivamente. A su paso, las grandes campanas de la basílica doblaron, acompañadas por un coro espontáneo que gritaba: “¡Viva el Papa!”, reflejo del cariño que los fieles le profesaban tras 15 años de liderazgo.

Según registros periodísticos, pese a ser la primera vez que se realizaba un funeral papal al aire libre con la presencia de 107 cardenales, la misa se desarrolló de manera muy devota y sencilla, como había solicitado el propio Pablo VI.

Sus restos fueron sepultados en la capilla de la Madonna de Donatello, en la cripta de San Pedro, bajo una lápida de mármol castaño, cumpliendo su deseo de no tener monumento. En una ceremonia íntima, cuatro cardenales depositaron documentos simbólicos de su pontificado en el féretro, que fue sellado dentro de dos sarcófagos, cerrando así la emotiva despedida al papa peregrino.

El funeral de Juan XXIII

Llamado el “papa de la bondad”, Juan XXIII falleció el 3 de junio de 1963, tras sufrir durante ocho meses de cáncer de estómago. Su sepelio, que se extendió durante varios días, congregó a más de 50 000 romanos en la plaza de San Pedro para rendirle homenaje.

Dedicado toda su vida a trabajar por la hermandad entre los hombres y conocido por su cercanía con el pueblo, Juan XXIII fue despedido entre aplausos el 6 de junio. En una procesión solemne, ujieres y guardias palatinos trasladaron su cuerpo ante la multitud.

Según archivos de Prensa Libre del 7 de junio de 1963: La procesión llegó hasta las escalinatas de la plaza frente a la basílica de San Pedro, donde se detuvo brevemente. El féretro fue alzado para que la multitud pudiera ver y despedirse en silencio.

Después del acto público, el cuerpo del pontífice fue regresado a la basílica y colocado en un catafalco ante el altar papal, junto a su triple ataúd de ciprés, plomo y nogal. Tras la misa, fue sepultado en las grutas de la basílica de San Pedro, cerca de la tumba del apóstol san Pedro, primer papa de la Iglesia.

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