Dar de sí, antes de pensar en sí

Dar de sí, antes de pensar en sí

La entrega incondicional al otro es la noble actitud que siempre ha guiado el actuar de los clubes de servicio como el rotario.

Enlace generado

Resumen Automático

14/05/2025 00:03
Fuente: Prensa Libre 

Una expresión muy utilizada en sociología, pero poco comprendida en el lenguaje cotidiano es la de “capital social”. Por capital social se entiende el valor que en una sociedad tiene una persona o una institución que da desinteresadamente su tiempo a la comunidad, que se ofrece voluntariamente a causas humanitarias o que participa en espacios colectivos que fomentan la cultura, cultivan el espíritu o comparten conocimientos. Las personas, que más allá de sus compromisos laborales, familiares o profesionales dan su tiempo a estas valiosas actividades son precisamente las que tienen capital social. Un libro publicado algunos años atrás acertaba en señalar que estas personas son influyentes en su entorno porque suman a su liderazgo y capacidades el hecho de que tienen el reconocimiento de una sociedad que agradece su vocación de servicio y entrega. Son personas notables y referentes en sus respectivos espacios.

Guatemala está profundamente agradecida con un club que ha sido clave para crear instituciones de servicio tan valiosas.

Tuve ocasión de estar en una actividad en la que precisamente se reconocía y se honraba el capital social de una institución que en Guatemala cumple ya cien años de existencia. Se trata del club Rotario de la ciudad de Guatemala, el primero del movimiento rotario internacional que se fundó en nuestro país, en un lejano año de 1925. Durante el acto, se tuvo ocasión de hacer un rápido repaso a todas las causas y proyectos que este club ha ayudado a poner en marcha. Guatemala está profundamente agradecida con un club que ha sido instrumental para crear instituciones de servicio tan valiosas como la liga contra la tuberculosis, la liga contra el cáncer, el instituto neurológico de Guatemala y el instituto técnico vocacional Imrisch Fischmann, entre otros. Nada de ello existiría si no fuera por el liderazgo, compromiso y vocación de servicio de los buenos guatemaltecos que a través de su participación en un centenario club como el que nos ocupa, lo han hecho posible.

El fundador de Rotary International, Paul Harris, solía decir que el verdadero objetivo del servicio se vive a través de lo que él resumía como la consigna de su movimiento: “dar de sí, antes de pensar en sí”. Con esta frase, el fundador daba sentido a lo que la palabra entrega significa. Es decir, esa voluntad de ponerse al servicio de otras personas, sin que en ello medie un interés personal. Si pensamos un poco más allá las cosas, vemos que esa frase tiene también su reflejo en lo que son los matrimonios exitosos, porque es la entrega incondicional al otro —eso que es poner siempre de primero al cónyuge— lo que da el verdadero sentido al amor en pareja. De allí que esa actitud noble sea la que guíe siempre el actuar de los clubes de servicio como el rotario.

Hay una expresión popular que advierte de que “cien años se dicen fácil”, como queriendo significar que una cosa es hablar de un siglo y una cosa muy diferente es experimentarlo. Esto sugeriría que cien años son arduos y pesados de vivirlos. Pero cuando uno mira que esos cien años —los de este club que hoy recibe el homenaje— han llegado a cambiar vidas, solo puede uno pensar que han pasado muy rápido y esperar, en consecuencia, con gran ilusión todos los años que vendrán.

Vaya mi testimonio de reconocimiento a los miembros del club rotario de la ciudad de Guatemala, a las generaciones de mujeres y hombres de bien que han sido parte de él durante estos primeros cien años y a todos aquellos miembros del movimiento rotario, por su amor y compromiso con nuestro país.